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Actualidad

No tratar el autismo de forma específica es más caro

Richard Mills, director de Investigación de la National Autism Society de Gran Bretaña, dice que las personas con esta discapacidad «no tienen calidad de vida en servicios generalistas

26 de Septiembre de 2012

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Angélica González / Burgos - miércoles, 26 de septiembre de 2012

Autismo Burgos lo lleva diciendo prácticamente desde que existe: Las personas con un trastorno del espectro autista necesitan que se les reconozca la especificidad de su discapacidad y, en consecuencia, recibir servicios ajustados a sus necesidades; de otra manera, la evolución es peor, su atención resulta más cara y hasta pueden conculcarse algunos de sus derechos. Se trata de una batalla antigua, llena de ejemplos penosos, que la entidad está a punto de perder porque, a pesar de que en Castilla y León aún existe un buen nivel de cuidados, las nuevas políticas sobre discapacidad de la Junta van en dirección contraria: no distinguir entre discapacidades intelectuales y ofrecer a todo el colectivo servicios generalistas.
Por eso, cuando ayer la presidenta de la asociación, Simona Palacios, le escuchó a Richard Mills explicar cómo esto en Gran Bretaña se ha entendido hace años y que existe hasta una ley concreta que organiza la atención del autismo no pudo evitar la comparación, dolerse de la actual situación y temer lo que esté por venir.
Mills, que es el director de Investigación de la prestigiosa National Autism Society, explicó en Burgos que hacer un totum revolutum con las diferentes discapacidades intelectuales no solo es mucho más caro para las administraciones sino que va en detrimento de la calidad de vida, en este caso, de las personas con autismo, además de suponer una gran ruptura en el ambiente en el que se encuentren para las otras personas con las que lo compartan: «Nuestra asociación siempre ha apostado por la especificidad en la atención al autismo y, de hecho, siempre ha trabajado conjuntamente, tanto con el Gobierno estatal como con los locales, para crear servicios que sean lo más especializados posible».
En este sentido, Palacios reconoció que las asociaciones están «aterradas» por el vuelco que ha dado la Junta: «Siento que volvemos a la situación de hace 30 años, cuando todo el mundo quería negar la evidencia de que las personas con autismo son distintas y las querían colocar en sitios sin especializar y, encima, todo el mundo se justifica pensando que lo está haciendo bien poniendo a las personas en las cuadrículas que previamente ha establecido y sin mirar la realidad».
Insiste en que la especificidad que piden no es un capricho «sino una realidad clarísima e ineludible» y reconoce que en este camino se iba avanzando pero que desde hace unos pocos años «se han puesto a organizar el sector con unos criterios que no tienen en cuenta para nada los avances en el conocimiento».
Richard Mills, psicólogo de Formación, está en Burgos trabajando en el Proyecto Pink -financiado por la Unión Europea- que busca la mejora de la atención a las niñas y mujeres con trastornos del espectro autista porque, como en tantas otras discapacidades y patologías, siempre se ha estudiado desde el punto de vista masculino. Así, dijo que las féminas siempre se han sentido aisladas «en dos aspectos, como mujeres y como personas con autismo».

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