17 de Febrero de 2013
DIARIO DE BURGOS, 17 DE FEBRERO DE 2013
G. Arce / Burgos - domingo, 17 de febrero de 2013
Hace apenas unos meses, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) de Burgos surgía como un movimiento casi marginal, con apenas apoyo ciudadano, que protagonizaba las pitadas y caceroladas ante las sucursales bancarias donde se estaban gestando los desahucios. Salvo a los afectados por este drama, a los que acompañan y apoyan desinteresadamente, muchos otros les miraban de reojo por ir contracorriente... Pese a ello, este colectivo ha ido creciendo y ha puesto su granito de arena en el millón y medio de firmas que llevó esta semana al Parlamento y que obligará a tener en cuenta en la futura ley hipotecaria su exigencia de la dación de pago retroactiva, el alquiler social y el fin de los desahucios.
Ayer, la PAH alcanzó su mayoría de edad y las camisetas verdes que lucen sus integrantes quedaron eclipsados por las más de 1.500 personas que se sumaron a su grito de ‘Por el derecho a la vivienda.Contra el genocidio financiero’. La marcha llenó la calle Santander y giró por Capitanía, recorrió Laín Calvo y acabó en la Plaza Mayor. En ella participaron jóvenes, familias con hijos y también mayores, una representación de la sociedad burgalesa que expresó su desasosiego por una deriva que está afectando a un derecho fundamental que rige nuestro sistema democrático y que incluso está provocando la muerte de personas por desesperación.
Como es de suponer, el Gobierno de Mariano Rajoy, los partidos políticos y los banqueros se llevaron las principales críticas y las palabras más gordas, aunque también fue notorio el llamamiento que los manifestantes hacían a la ciudadanía en general: ‘A ti que estás mirando, alguien te está robando’, espetaban a los que se quedaban en las aceras.
«Ahora empieza lo más difícil, tenemos que seguir reclamando en la calle para que la ley recoja lo que los ciudadanos estamos pidiendo», advertía Julia Braceras, impulsora de este movimiento. Una y otra vez se demandó una democracia «que realmente esté en manos del pueblo y no bajo los intereses de los poderes financieros».
Como viene siendo habitual, no hubo incidentes reseñables