8 de Marzo de 2021
El 8 de marzo es un día de reivindicación y visibilización, de continuar haciendo conciencia respecto de que los derechos de las mujeres deben seguir defendiéndose colectivamente por mujeres y por hombres, porque afecta a unas e interpela a todos. Las mujeres se encuentran en primera línea de la crisis de la COVID-19 como esenciales trabajadoras de la salud, cuidadoras, innovadoras y organizadoras comunitarias. También se encuentran entre las y los líderes nacionales en la lucha contra la pandemia. La crisis ha puesto de relieve tanto la importancia fundamental de las contribuciones de las mujeres al bien común como las cargas desproporcionadas que soportan.
Desde el CGTS creemos que el cuidado ha de hacerse en corresponsabilidad, en una relación recíproca, mutua, igualitaria; esto significa que todas las vidas tienen el mismo valor. Una sociedad que no se implique en corresponsabilidad, que no construya ni facilite espacios para el cuidado de la vida y de las personas, sigue siendo una sociedad injusta y desigual, más para unas que para otros.
Mujeres líderes como Concepción Arenal que proponía el amor propio como proyecto de vida. Ella decía que “a la cabeza hay que ponerle corazón y al corazón cabeza”, sin esa armonía es fácil claudicar. También decía que “la soledad y el aislamiento abruman a los sujetos, cuanto mayor es el aislamiento más grande es la desigualdad”. Qué gran verdad.
Otras mujeres valientes que cada día se dejan la piel y que ayudan a construir un legado, como así lo hizo Clara Campoamor hace 90 años cuando gracias al impulso de muchas otras figuras femeninas consiguieron en España el derecho al voto femenino.
Nuestro más sincero agradecimiento y reconocimiento a todas las mujeres que han aportado su trabajo y esfuerzo durante este año de pandemia: trabajadoras sociales, enfermeras, médicas, educadoras, psicólogas, auxiliares de enfermería, celadoras, mujeres investigadoras, técnicas sanitarias, farmacéuticas, trabajadoras de supermercados y tiendas de alimentación, repartidoras, mujeres de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, mujeres militares, de protección civil, mujeres periodistas que trabajan en los medios de comunicación, a las mujeres religiosas, a las políticas, a las mal llamadas amas de casa, a todas aquellas que a lo largo del ciclo vital, desde la infancia hasta la senectud, día a día, hora a hora, han hecho posible que en este tiempo de pandemia, hayamos salido en mejores condiciones, pero sin dejar de señalar, que basta ya, de hacer descansar y sostener los efectos de esta desigualdad en el rostro, en las espaldas, en los cuerpos y en las emociones y las oportunidades de las mujeres.
Queremos liderazgos para que la conciliación deje de ser un asunto de mujeres, porque, en ello encontraremos una ganancia colectiva.