26 de Febrero de 2022
El logro de vivir en sociedades en las que impere la paz no es posible a través de intervenciones en las que sean utilizadas las armas. Es el momento de dar soluciones contundentes, no violentas, el futuro debe construirse en colaboración y consenso, no en el caos y el conflicto.
Porque esta guerra injusta y carente de legitimidad contribuye a reforzar el autoritarismo y erosiona derechos y libertades. Estamos firmemente convencidos del papel que la ONU debe ejercer como instrumento fundamental para regular las relaciones y conflictos entre Estados. La Organización de Naciones Unidas debe ser garante de la paz. Afrontar el desastre humanitario, provocado por los intereses no pacifistas de poderosos, requeriría de la unidad de todos/as y una contundencia firme para paliar los previsibles desastres tras la devastación bélica.
En este momento en el que se viven sucesos tan trágicos, la inmensa mayoría de la sociedad mundial, recuerda y apela a su naturaleza contraria a la guerra y partidaria firme de la solidaridad y la defensa de los derechos y libertades de todos los pueblos del mundo. La ciudadanía tiene mucho que decir y hacer para que nuestros pueblos y ciudades sean un espacio de convivencia pacífica y solidaria en valores de igualdad, seguridad, libertad y derechos humanos.
El trabajo social es un firme defensor de la paz, de la prosperidad y del avance de los pueblos en igualdad y respeto.